jueves, 1 de marzo de 2018

Contexto Histórico de Roma

La civilización romana, heredera de la tradición griega y etrusca, constituyó un estado cuya presencia impregnó todas sus manifestaciones artísticas. Pueblo militarista y pragmático, amante de las cosas y soluciones prácticas, que resolvían problemas y tenían una función útil, se preocupó más de la organización y de la eficacia que de los grandes principios. Su vocación universalista no estuvo ni en el pensamiento ni en el arte, sino en el deseo de dominación política y económica.
Podemos establecer tres grandes etapas en la historia de la civilización romana:· Los antecedentes etruscos (s.VIII a. de C. -509 a de C.). En esta época la ciudad de Roma, fundada en 753 a. de C. por los etruscos, estuvo bajo la influencia de la civilización etrusca, tanto en el aspecto político (la monarquía etrusca) como cultural y artístico. Una vez que los romanos expulsaron a los etruscos y sus reyes y se emanciparon de su poder, la ciudad se organizó como una “República” gobernada por un “Senado” que representaba los intereses de la nobleza patrícia (la clase social más rica, propietaria de las tierras y los ganados). A partir de este momento la ciudad entrará en guerra con todos sus vecinos, iniciándose un proceso de expansión territorial que pronto convertirá a Roma en el principal estado de la península italiana.
· La ROMA REPUBLICANA (509-27 a de C.) comenzó como una pequeña ciudad del Lacio, y acabó como un gran estado que controlaba todo el Mediterráneo. Las conquistas territoriales, basadas en una imponente máquina de guerra, el ejército romano, impulsaron la creación de un imperio territorial que abarcó toda la península italiana y parte de la cuenca mediterránea. Pero esta expansión territorial no eliminó las crisis sociales ni las guerras civiles en el interior de Roma. La riqueza que las conquistas trajo consigo alimentó el afán de poder de las élites romanas y la propia dinámica militarista y expansionista, que desembocaría en la abolición de la República como forma de organización política del estado, y la proclamación del Imperio como nueva forma de constitución política, solapándose con las viejas instituciones republicanas. En esta etapa se conjugan la influencia etrusca y una actitud de mimetismo hacia las realizaciones del arte griego (muy extendido en las ciudades de la Magna Grecia) y de los reinos helenísticos, continuadores, como hemos visto, de la tradición clásica. Es al final de esta etapa, a partir de s. II a de C., cuando podemos hablar de un estilo propiamente romano, continuador del clasicismo griego, pero no imitador del mismo.
· Con el IMPERIO (27 a de C.-476), Roma experimentó una profunda reorganización. El poder político y militar se concentra en una persona, el Emperador, que lo transmite a sus descendientes. El Imperio supone una forma de monarquía que los romanos despreciaban desde tiempos de la dominación etrusca, pero que se adaptaba perfectamente a las nuevas necesidades del gigantesco estado creado por las conquistas territoriales llevadas a cabo por la República. Los emperadores engrandecieron aún más Roma, impulsaron la conquista de oriente y consolidaron las fronteras políticas del imperio, que internamente fue dividido en provincias.

El Latín más oral que escrito ( Investigación sobre la importancia del latín en la actualidad)



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